[Post published in Spanish on the blog Arte. Cultura e Innovación supported by LABoral Centro de Arte y Creación Industrial and the Universitat Oberta de Catalunya]
Últimamente se multiplican las iniciativas que exploran nuevas formas de obtener una rentabilidad a la creación artística en la era digital. Recientemente analizaba en otro post de este blog la plataforma s[edition], que propone a los usuarios convertirse en coleccionistas de ediciones digitales de obras de arte de nombres reconocidos en el panorama internacional del arte contemporáneo, así como otros proyectos similares. Dedicaré este post a un proyecto que se ha lanzado hace poco y propone una nueva estrategia, más cercana al crowdfunding pero aplicada desde el punto de vista del patronazgo.
Art Micro Patronage (AMP) se define como un “espacio experimental de exposiciones online, que muestra cada mes una muestra comisariada de arte digital, new media o intermedia”. En este aspecto no se distingue de muchas otras iniciativas que, con mayor o menor fortuna, han procurado hacer de un sitio web un espacio expositivo centrado principalmente en el net art, con iniciativas comisariadas (como las selecciones de Agricola de Cologne en el Javamuseum) o bien extensos archivos de obras, como el de Rhizome (que también incorpora exposiciones virtuales comisariadas por sus miembros). La diferencia principal con otros proyectos anteriores se halla en que Art Micro Patronage invita a los usuarios a realizar aportaciones económicas con las que apoyar a los artistas que exponen sus obras en cada muestra virtual y también ayudar al funcionamiento de la propia plataforma. Los promotores de esta iniciativa, Eleanor Hanson Wise y Oliver Wise, cuentan con la experiencia de un proyecto previo: The Present Group, un servicio de compra de arte por suscripción iniciado en 2006 y que ofrece a los suscriptores tres obras de arte en edición limitada al año a cambio de una aportación de 150$. En 2010, The Present Group amplió sus fuentes de financiación creando un servicio de alojamiento web que dedica una parte de sus ingresos a crear un premio para artistas, cuyo ganador es votado por los propios clientes del servidor. Art Micro Patronage se presenta así como una evolución lógica de ambas iniciativas, aprovechando las posibilidades del alojamiento web creado para acoger obras de net art y añadiendo a la suscripción la posibilidad de realizar aportaciones puntuales en forma de “micro-patronazgo”.
Una alternativa al pay-per-view y al arte gratis
La persona que visita el sitio web puede acceder a la exposición en curso y experimentar las obras de la muestra. Las obras aparecen una tras otra, ocupando toda la pantalla a excepción de una barra en la parte inferior que contiene información acerca de la exposición, dos botones para pasar a la obra siguiente o la anterior y una barra con una serie de botones que permiten hacer aportaciones desde 50 céntimos a 20 dólares (0,40-15€). Al hacer clic en uno de estos botones se contabiliza la aportación escogida a la obra que se está viendo en ese momento. Al final de la exposición aparece una lista de las obras y las cantidades que se han donado a cada una de ellas. El usuario puede entonces modificar estas cantidades y proceder al pago del importe final con los mismos medios que se emplean en cualquier tienda virtual.
Al completar este pago, el usuario se convierte en “Patrón” y pasa a engrosar la lista de personas que apoyan a los artistas que exponen en esta plataforma. Con todo, también es posible implicarse de una forma más duradera con otras dos opciones: ingresar una cantidad que pasa a formar parte del saldo de la cuenta del usuario, que éste puede distribuir entre las obras expuestas durante un período de seis meses, o bien convertirse en miembro y pagar una cuota que se reparte equitativamente entre todos los artistas que participan en las 6 exposiciones de cada semestre.
El dinero recaudado por Art Micro Patronage es transferido a los artistas, reteniendo un porcentaje que se dedica a pagar a los comisarios, al mantenimiento del sitio y a los costes de las transacciones realizadas. Aquí AMP introduce una variable que tiene por objetivo incentivar donaciones más cuantiosas: cuanto mayor la cantidad donada, menor es el porcentaje que retiene AMP y mayores son las cantidades percibidas por los artistas. Además, la plataforma promueve la suscripción al ofrecer a los miembros mayores privilegios que a los patrones ocasionales. Las exposiciones pueden ser vistas por cualquier visitante durante el tiempo en que son públicas, pero luego dejan de ser accesibles. Así, una vez cerrada cada exposición, mientras que un patrón puede seguir viendo únicamente las obras a las que ha hecho una donación, y visionando las entrevistas realizadas a los artistas y comisarios, los miembros pueden acceder a todas las obras. De esta manera, el acceso se convierte también en una motivación para realizar aportaciones periódicas, sustituyendo en cierta forma la posesión de las obras por un privilegio similar.
Esta estrategia aporta una posible solución al difícil mantenimiento de las obras de net art, que habitualmente corren a cargo de los propios artistas sin que estos perciban ninguna retribución por ofrecer sus creaciones a los internautas de forma gratuita. Como señalé en este post anterior, artistas como Jonah Brucker Cohen han criticado el hecho de tener que “regalar su arte en la Red”, ante lo cual han surgido alternativas como crear obras para smartphones o bien crear formas de pago por visión, como ha hecho Carlo Zanni en su obra My Country is a Living Room (2011). Ciertamente, estas son soluciones alternativas pero no definitivas, que plantean sus propios problemas, entre los cuales está la obligatoriedad de pagar por la obra antes de experimentarla. AMP propone una opción más “asequible”, puesto que permite una visualización gratuita de las obras, durante un tiempo limitado, y la aportación voluntaria de una cantidad de dinero que el propio usuario determina. Por otra parte, esto también tiene sus inconvenientes: donar 50 céntimos a una obra puede considerarse un insulto en un sector que está acostumbrado a establecer y mantener unos precios altos, y además el icono formado por una mano que tira una moneda recuerda demasiado al acto de dar dinero a un mendigo. Finalmente, al hacer públicas las cantidades donadas a los artistas más populares de una exposición, AMD establece agravios comparativos que pueden hacer que este modelo sea poco atractivo para algunos artistas, especialmente aquellos que ya han desarrollado una parte de su carrera y empiezan a establecerse en el mercado del arte.
(Micro)patronazgo de las artes
Al entrar al sitio por primera vez, un mensaje cruza la pantalla invitando al usuario a convertirse en “patrón de las artes”. El mensaje emplea una tipografía romántica, que evoca las asociaciones de lujo y exclusividad con la figura del patronazgo. Sin duda hay una cierta nota de ironía en ello, pero no deja de ser un incentivo para un usuario al que se le va a solicitar dinero a cambio de algo que en definitiva no es un producto ni tampoco un servicio.
Siguiendo una estrategia similar a la de la plataforma de crowdfunding Goteo (que he descrito en un post anterior), Art Micro Patronage recurre a los beneficios de la dinámica de las redes sociales y la manera en que a los usuarios les gusta verse representados en ellas. Una vez completado el proceso de donación a las obras escogidas de la exposición, tras unas veinticuatro horas, el perfil del patrón aparece en una página dedicada a ello junto con su foto, un enlace a su sitio web, la cantidad que ha donado y el nombre del artista al que ha dedicado la mayor parte de su contribución monetaria. De esta manera, a la motivación inicial de apoyar el trabajo de un o una artista cuya obra se acaba de experimentar, se suma la recompensa de figurar en el listado de los patronos, siempre dentro de una jerarquía que, como también ocurre en el caso de Goteo, se determina en función de la cantidad total de dinero donado.
Al igual que en las otras iniciativas mencionadas en este artículo, la base de AMD está en ofrecer al usuario un provecho social y cultural a cambio de su aportación económica. El acceso privilegiado a contenidos tales como documentación acerca de la obra o la obra en sí, y la exposición pública del perfil como patrón son los dos elementos principales con los que juega esta plataforma para conseguir el apoyo de los usuarios, no sólo de forma puntual sino continuada. Todavía es pronto para determinar si esta estrategia tendrá éxito o bien será un experimento más en el difícil camino que va de la creación artística a su remuneración económica, y que en el caso de las obras creadas con nuevas tecnologías resulta aún más complejo, dado que precisa un cambio en las concepciones y expectativas de los amantes del arte.
[Post publicado en el blog Arte. Cultura e Innovación de LABoral Centro de Arte y Creación Industrial y la Universitat Oberta de Catalunya]
Últimamente se multiplican las iniciativas que exploran nuevas formas de obtener una rentabilidad a la creación artística en la era digital. Recientemente analizaba en otro post de este blog la plataforma s[edition], que propone a los usuarios convertirse en coleccionistas de ediciones digitales de obras de arte de nombres reconocidos en el panorama internacional del arte contemporáneo, así como otros proyectos similares. Dedicaré este post a un proyecto que se ha lanzado hace poco y propone una nueva estrategia, más cercana al crowdfunding pero aplicada desde el punto de vista del patronazgo.
Art Micro Patronage (AMP) se define como un “espacio experimental de exposiciones online, que muestra cada mes una muestra comisariada de arte digital, new media o intermedia”. En este aspecto no se distingue de muchas otras iniciativas que, con mayor o menor fortuna, han procurado hacer de un sitio web un espacio expositivo centrado principalmente en el net art, con iniciativas comisariadas (como las selecciones de Agricola de Cologne en el Javamuseum) o bien extensos archivos de obras, como el de Rhizome (que también incorpora exposiciones virtuales comisariadas por sus miembros). La diferencia principal con otros proyectos anteriores se halla en que Art Micro Patronage invita a los usuarios a realizar aportaciones económicas con las que apoyar a los artistas que exponen sus obras en cada muestra virtual y también ayudar al funcionamiento de la propia plataforma. Los promotores de esta iniciativa, Eleanor Hanson Wise y Oliver Wise, cuentan con la experiencia de un proyecto previo: The Present Group, un servicio de compra de arte por suscripción iniciado en 2006 y que ofrece a los suscriptores tres obras de arte en edición limitada al año a cambio de una aportación de 150$. En 2010, The Present Group amplió sus fuentes de financiación creando un servicio de alojamiento web que dedica una parte de sus ingresos a crear un premio para artistas, cuyo ganador es votado por los propios clientes del servidor. Art Micro Patronage se presenta así como una evolución lógica de ambas iniciativas, aprovechando las posibilidades del alojamiento web creado para acoger obras de net art y añadiendo a la suscripción la posibilidad de realizar aportaciones puntuales en forma de “micro-patronazgo”.
Una alternativa al pay-per-view y al arte gratis
La persona que visita el sitio web puede acceder a la exposición en curso y experimentar las obras de la muestra. Las obras aparecen una tras otra, ocupando toda la pantalla a excepción de una barra en la parte inferior que contiene información acerca de la exposición, dos botones para pasar a la obra siguiente o la anterior y una barra con una serie de botones que permiten hacer aportaciones desde 50 céntimos a 20 dólares (0,40-15€). Al hacer clic en uno de estos botones se contabiliza la aportación escogida a la obra que se está viendo en ese momento. Al final de la exposición aparece una lista de las obras y las cantidades que se han donado a cada una de ellas. El usuario puede entonces modificar estas cantidades y proceder al pago del importe final con los mismos medios que se emplean en cualquier tienda virtual.
Al completar este pago, el usuario se convierte en “Patrón” y pasa a engrosar la lista de personas que apoyan a los artistas que exponen en esta plataforma. Con todo, también es posible implicarse de una forma más duradera con otras dos opciones: ingresar una cantidad que pasa a formar parte del saldo de la cuenta del usuario, que éste puede distribuir entre las obras expuestas durante un período de seis meses, o bien convertirse en miembro y pagar una cuota que se reparte equitativamente entre todos los artistas que participan en las 6 exposiciones de cada semestre.
El dinero recaudado por Art Micro Patronage es transferido a los artistas, reteniendo un porcentaje que se dedica a pagar a los comisarios, al mantenimiento del sitio y a los costes de las transacciones realizadas. Aquí AMP introduce una variable que tiene por objetivo incentivar donaciones más cuantiosas: cuanto mayor la cantidad donada, menor es el porcentaje que retiene AMP y mayores son las cantidades percibidas por los artistas. Además, la plataforma promueve la suscripción al ofrecer a los miembros mayores privilegios que a los patrones ocasionales. Las exposiciones pueden ser vistas por cualquier visitante durante el tiempo en que son públicas, pero luego dejan de ser accesibles. Así, una vez cerrada cada exposición, mientras que un patrón puede seguir viendo únicamente las obras a las que ha hecho una donación, y visionando las entrevistas realizadas a los artistas y comisarios, los miembros pueden acceder a todas las obras. De esta manera, el acceso se convierte también en una motivación para realizar aportaciones periódicas, sustituyendo en cierta forma la posesión de las obras por un privilegio similar.
Esta estrategia aporta una posible solución al difícil mantenimiento de las obras de net art, que habitualmente corren a cargo de los propios artistas sin que estos perciban ninguna retribución por ofrecer sus creaciones a los internautas de forma gratuita. Como señalé en este post anterior, artistas como Jonah Brucker Cohen han criticado el hecho de tener que “regalar su arte en la Red”, ante lo cual han surgido alternativas como crear obras para smartphones o bien crear formas de pago por visión, como ha hecho Carlo Zanni en su obra My Country is a Living Room (2011). Ciertamente, estas son soluciones alternativas pero no definitivas, que plantean sus propios problemas, entre los cuales está la obligatoriedad de pagar por la obra antes de experimentarla. AMP propone una opción más “asequible”, puesto que permite una visualización gratuita de las obras, durante un tiempo limitado, y la aportación voluntaria de una cantidad de dinero que el propio usuario determina. Por otra parte, esto también tiene sus inconvenientes: donar 50 céntimos a una obra puede considerarse un insulto en un sector que está acostumbrado a establecer y mantener unos precios altos, y además el icono formado por una mano que tira una moneda recuerda demasiado al acto de dar dinero a un mendigo. Finalmente, al hacer públicas las cantidades donadas a los artistas más populares de una exposición, AMD establece agravios comparativos que pueden hacer que este modelo sea poco atractivo para algunos artistas, especialmente aquellos que ya han desarrollado una parte de su carrera y empiezan a establecerse en el mercado del arte.
(Micro)patronazgo de las artes
Al entrar al sitio por primera vez, un mensaje cruza la pantalla invitando al usuario a convertirse en “patrón de las artes”. El mensaje emplea una tipografía romántica, que evoca las asociaciones de lujo y exclusividad con la figura del patronazgo. Sin duda hay una cierta nota de ironía en ello, pero no deja de ser un incentivo para un usuario al que se le va a solicitar dinero a cambio de algo que en definitiva no es un producto ni tampoco un servicio.
Siguiendo una estrategia similar a la de la plataforma de crowdfunding Goteo (que he descrito en un post anterior), Art Micro Patronage recurre a los beneficios de la dinámica de las redes sociales y la manera en que a los usuarios les gusta verse representados en ellas. Una vez completado el proceso de donación a las obras escogidas de la exposición, tras unas veinticuatro horas, el perfil del patrón aparece en una página dedicada a ello junto con su foto, un enlace a su sitio web, la cantidad que ha donado y el nombre del artista al que ha dedicado la mayor parte de su contribución monetaria. De esta manera, a la motivación inicial de apoyar el trabajo de un o una artista cuya obra se acaba de experimentar, se suma la recompensa de figurar en el listado de los patronos, siempre dentro de una jerarquía que, como también ocurre en el caso de Goteo, se determina en función de la cantidad total de dinero donado.
Al igual que en las otras iniciativas mencionadas en este artículo, la base de AMD está en ofrecer al usuario un provecho social y cultural a cambio de su aportación económica. El acceso privilegiado a contenidos tales como documentación acerca de la obra o la obra en sí, y la exposición pública del perfil como patrón son los dos elementos principales con los que juega esta plataforma para conseguir el apoyo de los usuarios, no sólo de forma puntual sino continuada. Todavía es pronto para determinar si esta estrategia tendrá éxito o bien será un experimento más en el difícil camino que va de la creación artística a su remuneración económica, y que en el caso de las obras creadas con nuevas tecnologías resulta aún más complejo, dado que precisa un cambio en las concepciones y expectativas de los amantes del arte.
[Post publicat en castellà al blog Arte. Cultura e Innovación de LABoral Centro de Arte y Creación Industrial i la Universitat Oberta de Catalunya]
Últimamente se multiplican las iniciativas que exploran nuevas formas de obtener una rentabilidad a la creación artística en la era digital. Recientemente analizaba en otro post de este blog la plataforma s[edition], que propone a los usuarios convertirse en coleccionistas de ediciones digitales de obras de arte de nombres reconocidos en el panorama internacional del arte contemporáneo, así como otros proyectos similares. Dedicaré este post a un proyecto que se ha lanzado hace poco y propone una nueva estrategia, más cercana al crowdfunding pero aplicada desde el punto de vista del patronazgo.
Art Micro Patronage (AMP) se define como un “espacio experimental de exposiciones online, que muestra cada mes una muestra comisariada de arte digital, new media o intermedia”. En este aspecto no se distingue de muchas otras iniciativas que, con mayor o menor fortuna, han procurado hacer de un sitio web un espacio expositivo centrado principalmente en el net art, con iniciativas comisariadas (como las selecciones de Agricola de Cologne en el Javamuseum) o bien extensos archivos de obras, como el de Rhizome (que también incorpora exposiciones virtuales comisariadas por sus miembros). La diferencia principal con otros proyectos anteriores se halla en que Art Micro Patronage invita a los usuarios a realizar aportaciones económicas con las que apoyar a los artistas que exponen sus obras en cada muestra virtual y también ayudar al funcionamiento de la propia plataforma. Los promotores de esta iniciativa, Eleanor Hanson Wise y Oliver Wise, cuentan con la experiencia de un proyecto previo: The Present Group, un servicio de compra de arte por suscripción iniciado en 2006 y que ofrece a los suscriptores tres obras de arte en edición limitada al año a cambio de una aportación de 150$. En 2010, The Present Group amplió sus fuentes de financiación creando un servicio de alojamiento web que dedica una parte de sus ingresos a crear un premio para artistas, cuyo ganador es votado por los propios clientes del servidor. Art Micro Patronage se presenta así como una evolución lógica de ambas iniciativas, aprovechando las posibilidades del alojamiento web creado para acoger obras de net art y añadiendo a la suscripción la posibilidad de realizar aportaciones puntuales en forma de “micro-patronazgo”.
Una alternativa al pay-per-view y al arte gratis
La persona que visita el sitio web puede acceder a la exposición en curso y experimentar las obras de la muestra. Las obras aparecen una tras otra, ocupando toda la pantalla a excepción de una barra en la parte inferior que contiene información acerca de la exposición, dos botones para pasar a la obra siguiente o la anterior y una barra con una serie de botones que permiten hacer aportaciones desde 50 céntimos a 20 dólares (0,40-15€). Al hacer clic en uno de estos botones se contabiliza la aportación escogida a la obra que se está viendo en ese momento. Al final de la exposición aparece una lista de las obras y las cantidades que se han donado a cada una de ellas. El usuario puede entonces modificar estas cantidades y proceder al pago del importe final con los mismos medios que se emplean en cualquier tienda virtual.
Al completar este pago, el usuario se convierte en “Patrón” y pasa a engrosar la lista de personas que apoyan a los artistas que exponen en esta plataforma. Con todo, también es posible implicarse de una forma más duradera con otras dos opciones: ingresar una cantidad que pasa a formar parte del saldo de la cuenta del usuario, que éste puede distribuir entre las obras expuestas durante un período de seis meses, o bien convertirse en miembro y pagar una cuota que se reparte equitativamente entre todos los artistas que participan en las 6 exposiciones de cada semestre.
El dinero recaudado por Art Micro Patronage es transferido a los artistas, reteniendo un porcentaje que se dedica a pagar a los comisarios, al mantenimiento del sitio y a los costes de las transacciones realizadas. Aquí AMP introduce una variable que tiene por objetivo incentivar donaciones más cuantiosas: cuanto mayor la cantidad donada, menor es el porcentaje que retiene AMP y mayores son las cantidades percibidas por los artistas. Además, la plataforma promueve la suscripción al ofrecer a los miembros mayores privilegios que a los patrones ocasionales. Las exposiciones pueden ser vistas por cualquier visitante durante el tiempo en que son públicas, pero luego dejan de ser accesibles. Así, una vez cerrada cada exposición, mientras que un patrón puede seguir viendo únicamente las obras a las que ha hecho una donación, y visionando las entrevistas realizadas a los artistas y comisarios, los miembros pueden acceder a todas las obras. De esta manera, el acceso se convierte también en una motivación para realizar aportaciones periódicas, sustituyendo en cierta forma la posesión de las obras por un privilegio similar.
Esta estrategia aporta una posible solución al difícil mantenimiento de las obras de net art, que habitualmente corren a cargo de los propios artistas sin que estos perciban ninguna retribución por ofrecer sus creaciones a los internautas de forma gratuita. Como señalé en este post anterior, artistas como Jonah Brucker Cohen han criticado el hecho de tener que “regalar su arte en la Red”, ante lo cual han surgido alternativas como crear obras para smartphones o bien crear formas de pago por visión, como ha hecho Carlo Zanni en su obra My Country is a Living Room (2011). Ciertamente, estas son soluciones alternativas pero no definitivas, que plantean sus propios problemas, entre los cuales está la obligatoriedad de pagar por la obra antes de experimentarla. AMP propone una opción más “asequible”, puesto que permite una visualización gratuita de las obras, durante un tiempo limitado, y la aportación voluntaria de una cantidad de dinero que el propio usuario determina. Por otra parte, esto también tiene sus inconvenientes: donar 50 céntimos a una obra puede considerarse un insulto en un sector que está acostumbrado a establecer y mantener unos precios altos, y además el icono formado por una mano que tira una moneda recuerda demasiado al acto de dar dinero a un mendigo. Finalmente, al hacer públicas las cantidades donadas a los artistas más populares de una exposición, AMD establece agravios comparativos que pueden hacer que este modelo sea poco atractivo para algunos artistas, especialmente aquellos que ya han desarrollado una parte de su carrera y empiezan a establecerse en el mercado del arte.
(Micro)patronazgo de las artes
Al entrar al sitio por primera vez, un mensaje cruza la pantalla invitando al usuario a convertirse en “patrón de las artes”. El mensaje emplea una tipografía romántica, que evoca las asociaciones de lujo y exclusividad con la figura del patronazgo. Sin duda hay una cierta nota de ironía en ello, pero no deja de ser un incentivo para un usuario al que se le va a solicitar dinero a cambio de algo que en definitiva no es un producto ni tampoco un servicio.
Siguiendo una estrategia similar a la de la plataforma de crowdfunding Goteo (que he descrito en un post anterior), Art Micro Patronage recurre a los beneficios de la dinámica de las redes sociales y la manera en que a los usuarios les gusta verse representados en ellas. Una vez completado el proceso de donación a las obras escogidas de la exposición, tras unas veinticuatro horas, el perfil del patrón aparece en una página dedicada a ello junto con su foto, un enlace a su sitio web, la cantidad que ha donado y el nombre del artista al que ha dedicado la mayor parte de su contribución monetaria. De esta manera, a la motivación inicial de apoyar el trabajo de un o una artista cuya obra se acaba de experimentar, se suma la recompensa de figurar en el listado de los patronos, siempre dentro de una jerarquía que, como también ocurre en el caso de Goteo, se determina en función de la cantidad total de dinero donado.
Al igual que en las otras iniciativas mencionadas en este artículo, la base de AMD está en ofrecer al usuario un provecho social y cultural a cambio de su aportación económica. El acceso privilegiado a contenidos tales como documentación acerca de la obra o la obra en sí, y la exposición pública del perfil como patrón son los dos elementos principales con los que juega esta plataforma para conseguir el apoyo de los usuarios, no sólo de forma puntual sino continuada. Todavía es pronto para determinar si esta estrategia tendrá éxito o bien será un experimento más en el difícil camino que va de la creación artística a su remuneración económica, y que en el caso de las obras creadas con nuevas tecnologías resulta aún más complejo, dado que precisa un cambio en las concepciones y expectativas de los amantes del arte.